lunes, 25 de noviembre de 2013

Cuando ni siquiera pude presentarme

Es dificil afrontar la muerte, pues esta se nos puede presentar en cualquier momento, como un hecho inevitable en el que todos debemos caer alguna vez sin distinción alguna.

Hay cosas de las que uno se arrepiente, sobretodo cuando se dejan de hacer por desidia o por miedo, se dejan de hacer con pretextos como "lo voy a hacer más tarde" o "voy a esperar tal cosa para hacerlo" , pero cuando algo tan definitivo como la muerte se nos cruza entre la pereza y nosotros mismos, podemos quedarnos tan pasmados ante este acontecer que escapa a nuestras manos y sólo podemos cerrar los ojos y decir ¿por qué?

Don Fernando, Psicólogo y Periodista de profesión, pero a mi parecer Doctorado en la vida, de lento caminar y didáctica pero pausada conversación, era una de las personas más instruídas que jamás había visto, podía conversarte desde como hacer un avión de papel hasta como ayudarse uno mismo después de una depresión pasando por la política nacional, nunca en mi vida conoci una persona como él.

Parecía un personaje sacado de una película de los años 30, siempre tan elegante no sólo en su vestir sino también en su forma de hablar y contar sus anécdotas, tan lleno de experiencias, tan lleno de sabiduría, que me hubiese encantado que comparta conmigo.   

Era un gran amigo de la familia, no acostumbraba visitar seguido pero cuando lo hacia todo parecia tan ceremonioso como si me encontrará en un templo y su visita equivalia a muchas; casi puedo verlo cruzando las calles de la mano de su siempre amada Luchita, con ese lento andar que los años nos traen consigo, aun puedo escuchar su voz, aun puedo recordarlo y sé que olvidarlo será imposible.

Le tengo un gran respeto, tal vez demasiado, incluso en algunas ocasiones sentí que ese respeto se convertía en miedo, un miedo infundado lo sé, pues era para mi un ícono de sabiduría al que no queria incomodar ni molestar, craso error el mío, porque ahora me doy cuenta que no lo hubiera contrariado con mis cosas, muy por el contrario sé que le hubiese encantado que le otorgue mi confianza, nunca me lo dijo, pero ahora lo siento así.

Me arrepiento de nunca haber tenido el valor de pedirle un consejo o tal vez una conversación, ahora que ya no esta entre nosotros me siento extraño, sé que me pudo ayudar mucho, sé que al menos me hubiera escuchado. Nunca me voy a arrepentir tanto de algo como lo hago ahora.

No puedo creer que ya no este aquí y aunque nunca me mostre cercano a él me duele mucho saber que ya no lo vere más, pero este hecho me da fuerza para nunca más volver a cometer el mismo error, para no dejarme llevar por la desidia o por mis temores, para afrontar mis miedos, para hacer las cosas que debo hacer, cuando las debo hacer y sobretodo cuando las sienta.

Espero que esto que me tocó vivir a mi, les sirva de algo, espero que sí.

Gracias y hasta siempre Don Fernando... 


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar: Me interesa tu opinión, sólo ten respeto por ti y por los demás lectores. gracias